10.3.11

Ensimismada en mis pensamientos, me desconecto y dejo de ser lógica, práctica, rápida y racional. Mis neuronas me abandonan y empiezo a creer que me falta una decoloración. La inmadurez que critico, me molesta, y juzgo está cada vez más relacionada con mi pobre personalidad. Tengo problemas, pero porque me gustan, porque me acostumbré a ellos.
No es la primera vez que lo digo, es que me molesta ser tan así y no pretender cambiarlo. Soy de aferrarme mucho a ciertas personas, personas que quizás no conviene que las quiera de esta manera. Me enceguezco y paso a ver sólo ciertas partes de la realidad, las partes que me gustan. Veo también sólo dificultades, cuando las cosas son mucho más fáciles de lo que quiero creer... pero capaz es sólo un mecanismo de autodefensa o esas cosas del destino que me impiden llegar al fin. Es más fácil echarle la culpa a terceros, al destino, que a mi poca convicción y valentía.
No soy lo que parezco ser, quizás puedas pensar que soy más fuerte, más desinteresada, valiente, caradura y alegre; y entonces, ¿qué me queda? Mi debilidad...

- "¿Qué nos queda si nos despojamos de la personalidad que hemos construido con el tiempo?"
- "La verdad de lo que somos."

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