9.11.11
La historia se repite una y otra vez. Cuando pienso que todo está bien, volves con tu cara larga y tus ojos críticos a incomodar la sinapsis existente entre mis neuronas. Reactivas el centro de "maquineo" y me obligas a preguntarme "¿Qué hice?" o "¿Qué NO hice?" para después caer en la cuenta de que nada de eso tiene que ver conmigo, que hace demasiado tiempo dejó de tener relación conmigo tus cambios de humor. A menos que me mande una de las mías, de esas que sé que me voy a arrepentir dentro de un breve lapso de tiempo, pero sigo adelante porque tiene que ver con vos, porque quizás me sirva... Pero no sirve, y me arrepiento, y vuelvo al principio y tal vez más atrás. ¿De qué me sirve el "vos esperá" si no quiero? El autoconvencimiento dejó de estar de moda cuando descubrimos que las mentiras tienen patas cortas. Al fin y al cabo, sigo sin vos.
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